Un día, en Ataun, San Martinico visitó a Basajaun en su caverna. Se calzaba voluntariamente muy grande para la circunstancia. Cuando vive allí, todo este montón de trigo, hizo una apuesta con el Basajaun: a ver quién, de un salto, cruzaría todos estos montones sin afectar uno sólo de su grano.
El Basajaun pasó fácilmente sobre; pero San Martinico cayó en lleno en medio de el, lo que llena con trigo sus abarkak (zapato tradicionales de pastor). Luego tomó permiso del “Señor salvaje” y se dirigió hacia el valle.
Pero muy rápidamente el Basajaun se dio cuenta de que San Martinico se llevaba granos de trigo en sus zapatos. Lanzó en su dirección su arma arrojadizo, una hacha. Ésta se estableció en el tronco de un castaño, al lugar Mekolalde en San Gregorio de Ataun, a más de un kilómetro de la gruta de Muskia. No pudo alcanzar a San Martinico que, para entonces, se era aún más distante, pero no sabía cómo utilizarlo.
Del fondo de su gruta el Muskia se puso a cantar:
“si los hombres hubieran sabido esta canción ellos habrían extraído beneficio;
cuando florece la hoja él siembra el maíz,
cuando cae se siembra el trigo.
Para San Lorenzo, se siembra el nabo ".
Un hombre que pasaba por allí oyó la canción. Entonces San Martinico siembró los granos de trigo en otoño y recogió así la primera vez esta cereal cuyo cultivo se extendió a continuación a través del mundo entero.
Fuentes :
Bibliografia : Légendes et Récits populaires du Pays Basque - Jean-François CERQUAND - Editions Aubéron
"légendes basques" de Jean Barbier Editions Elkar 1982
Dictionnaire Illustré de la Mythologie Basque - José Miguel de BARANDIARAN, traducido y anotado por Michel Duvert - Editions ELKAR
Extractos resultantes de un labor de investigación de la asociación LAUBURRU. Michel DUVERT - Claude LABAT - LAUBURU BP 314 64103 BAYONNE cédex
Contes populaires et légendes du Pays Basque" les presses de la renaissance PARIS.
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