Abarka

El niño arañado

Un matrimonio de Otaza, en el lugar de Foronda, tenía un bebé muy joven. Una mañana transfiere, consternados, que el nuevo nacido tenía la cara mucho rasguñado, y que se entreabría la puerta de su habitación. Los padres intentaron curarlo como pudieron y como las heridas no parecían astutas, la noche siguiente, lo acostaron en su cama mientras que se durmieron tranquilamente en su habitación.
No pasó nada esta noche pero algunos días más tarde se rasguñaba al bebé de nuevo y la puerta de la habitación estaba aún entreabierta.
Precisamente la noche que siguió estos segundos rasguños, el matrimonio tubo permanecer despertado más que a la acostumbrada debido al trabajo pendiente. Derepentinamente, a la paleta, los llantos del bebé rompieron el silencio de la casa. Los padres llevaron a cabo a la habitación y pudieron descubrir que un grande gato negro pagaba la cara del niño de pecho con su cola. Era él que, de esta manera, causaba estos rasguños. El matrimonio, sorprendido por esta situación y amenazas del felino, no perdió su sangre fría, consiguió coger al gato, ponerlo en un bolso y ligar firmemente este último.
Después de haber ocupado los rasguños del bebé, los padres durmieron. Acordándose del gato, el padre quiso terminar con él. Fue al lugar donde había puesto el bolso y… nueva sorpresa. No había nada en el bolso si no una mujer desnuda, una vecina, con una gran trenza que el hombre reconoció como la cola que afectaba la cara del bebé.
La bruja, ninguna duda que no fuera una, imploró el perdón, llorando amargamente y prometiendo solemnemente ya no hacer mal a nadie en esta familia, el padre se ablanda y lo dejó libre.
Se dice que a la bruja tenió exactamente palabra.

Fuente : Sorgiñas, leyendas vascas de brujas ISBN: 84-95846-46-2 © de la Edición "Los libros del cuentamiedos".

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