Abarka

El carbonero y las brujas

El carboneroLlegó un contratiempo a un hombre del caserio Gorbozuru, hacia Matxinbenta. Era carbonero y llevaba el apodo de Lopia, aquella tarde las cosas no salian a su gusto. Y es que, cuando ya tenía la pira cargada y encendida, observó que no tiraba, vamos, que debía tener una fuga.
   Durante un buen rato se dedicó a impeccionarla, con la consiguiente pérdida de tiempo, y sin dejar por ello de maldecir, hasta descubrir un agujero en la pira. Pero no era un simple agujerito, sino un boquete descomunal, y no teniendo a mano ningun leño de la medida adecuada, comprendió que taponarlo le iba a resultar una tarea mas dificil. Por eso, en un arrebato de ira, y mirando muy desafiente al cielo con los puños apretados, vociferó :
¿ Es que para ayudarme a mi no va a haber bruja o demonio del infierno ?
   Inesperadament, una misteriosa voz feminina, estridente y muy desagradable, rompió el silencio del monte, una voz que le preguntó al carbonero :
- Lopia, ¿ de qué medida quieres la madera ?
   Dicen que fue tal el susto que se llevó el hombre de Goborzuru al escuchar semejante cosa, que al instante abandonó la pira y echó a correr a su casa, sin pararse ni un instante, pese a los varios kilómetros que mediaban, hasta llegar a ella.

Fuente : Sorgiñas, leyendas vascas de brujas ISBN: 84-95846-46-2 © de la Edición "Los libros del cuentamiedos".

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