Un cura de Amezketa, muy interesado por los fenómenos relativos a las brujas y a la brujería, sospechó una de su feligresas de ser una bruja. Un día que se encontró a solas con ella por un camino, de buenas a primeras se atrevió a decirle :
- Bien, sé que eres bruja…
Como la mujer le miró de manera penetrante, aunque con cierta expresión burlona en su rostro, el sacerdote se apresuró a añadir:
¡ No, no temas, que no pienso delatarte ! Lo que ocurre es que siento un gran curiosidad por saber cómo se celebran las grandes fiestas en el akelarre.
Entonces la supuesta bruja, con todo la sorna del mundo, le respondió:
- Pues, verá usted, señor cura. Pues, segura, segura, no estoy, pero lo que tengo entendido, las celebran haciendo sus necesidades mayores en la cuchara del cabrón que preside la fiesta.
El cura nada añadió y siguió su camino cabizbajo, con las orejas rojas como la grana, mientras sentia sobre su cogote la mirada penetrante de aquella mujer, una mirada tan penetrante como el acero de una espada.
Fuente : Sorgiñas, leyendas vascas de brujas ISBN: 84-95846-46-2 © de la Edición "Los libros del cuentamiedos".
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