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La curandera de Salvatierra

Vivió hace más de 300 años y fue muy popular. Su recuerdo llegó hasta nuestros días gracias a los relatos de su propia familia. Fueron sus descendientes que, generación tras generación, recordaron al calor del fuego las aventuras y contratiempos de este personaje. Así como algunos historiadores mencionaron su existencia bajo forma cuanto más dónde menos malévolo. Se trata de Anastasia, la famosa curandera de Salvatierra/Agurain.
   Era un tiempo en que los médicos no tenían el conocimiento del que gozan hoy día. Entonces, las enfermedades, heridas y otros dolores de las personas, ricos o pobres, sobre todo los pobres por otra parte, se ocupaban por los curanderos. Éstos eran misteriosos personajes, teniendo poderes desconocidos por la mayoría de los que los rodeaban y que ejercían generalmente, como veterinarios o adivino. Se decía de ella que era una curiosa mezcla de bruja, doctor y farmacéutica, ejerciendo clandestinamente en general. A decir la verdad, la oportunidad no sonréía siempre, a menudo terminaban, rosados en prisión donde sobre las hogueras de la investigación.
   Anastasia era todo eso un poco tiene a la vez que la gente venía a consultarlo para distintos males. De un simple resfriado a un reumatismo crónico. Desde un simple parto hasta un fracaso complicado. Conocía también los filtros de amor, el remedio contra la impotencia, y contra la excesiva fertilidad de algunas mujeres.
Era tan capaz de ocupar una enfermedad del ojo donde volver fértil un vientre estéril de una esposa. Para eso la gente venía de lugares alejados como Lagrán, Orbiso, Villodas, Sobrón, Andollu…. E incluso de Valdegovía.
   Se dice que durante su juventud era de una gran belleza y se rompió el corazón con muchos hombres.
¿Por qué se hizo curandera?
Difícil responder, algunos dicen que es tras una decepción enamorada. Al parecer estaba perdidamente enamorada del alcalde, juez de paz, de Salvatierra pero éste lo negó para cosas hoy desconocidas pero después de un momento de cohabitación. Lo que parece probarse es que, a raíz de la decepción enamorada, Anastasia era a punto de entrar al convento. Pero no lo hizo. Al contrario, se puso a estudiar las ciencias médicas así como de conocida como la farmacia y la zoología. Además de adquirir algunos conocimientos esotéricos.
Una vez convertida en curandera se instaló en una modesta casa, bajo árboles tupidos y cerca de un arroyo en su pueblo nativo de Salvatierra. Es en esta casa que pasó el permanece de sus días, recibiendo a la gente que tenía la práctica de percibir algo para sus consultas. Se podría hablar de muchas cosas, las unas positivas, otros de menos, la mayoría completamente olvidadas hoy día. Pero el en particular está aún presente en la memoria popular.

   Un día fue llamada por la familia Ximénes de Aberasturri para que vaya a su casa de Gaceo, lugar cercano de Salvatierra. El motivo sólo era otro el mal de cabeza de una tan famosa raza: el Conde Ximénes. Debía tratar un dolor intestinal y para poder diagnosticar, el curandera comenzó por auscultar el enfermo. A continuación, con la gravedad de sus gestos, recomendó una cataplasma de mostaza, a aplicar muy calor sobre el vientre del enfermo.
Debia ser muy caliente esta preparación ya que el enfermo se murió en la noche, víctima de graves quemaduras al abdomen. Pero este mismo Ximénes, debido a su carácter cruel y para los abusos que cometía sobre la gente, no se lloró a su entierro. No se puso tampoco la curandera en prisión, al contrario, se la enterró el asunto y se decidió hacer una fiesta este día alla al pueblo hasta hacer un fuego artificial, se trabaja del pirotécnico de la localidad, un determinado Mosén Pablo.
   El último y desastroso acto de su vida, Anastasia lo hará un día en que los espíritus de los habitantes de Salvatierra se excitaron. Alla se solicitó para curar los hijos natural de Ramiro Xandoval, aconsejar a cargo electo de la ciudad. Diagnosticó un resfriado de los perros perniciosos, prescribiendo un curioso régimen alimentario. No comer carne congelada, judías verdes, garbansos pero al contrario, recomendando comer merluza a discreción. En aquel tiempo, este pescado era tant costoso que el pequeño enfermo quedo sin merluza. Él terminó por morir en poco tiempo en los brazos de su padre.
   Todo el mundo se puso a insultar a la curandera ya vieja en la época. Todos transfieren en ella la causa de todos los males del pueblo, pasados y presentes. Y todos también quisieron la muerte de Anastasia al grito de:
La curandera a la horca!”

   Para terminar los campesinos mutinaron, la curandera detuvo y delante de una numerosa gente, codiciosa de emociones macabras, se colgó como si se trataba de una bruja.

Fuente : Sorgiñas, leyendas vascas de brujas ISBN: 84-95846-46-2 © de la Edición "Los libros del cuentamiedos".

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