Abarka

Los dos hermanos

Una mujer tenía dos hijos, uno sabio y el otro loco. El sabio dirigía la casa, porque la madre estaba enferma. Como remedio a sus dolores, tomaba baños que el sabio preparaba bien muy. Ahora bien, un día que el sabio había sacado, el loco encargó de preparar el baño. Muy contento de este empleo, se imagina que se ve obligado a exceder a su hermano en la preparación; hace poner a su madre en la bañera hay una caldera de agua exuberante. Se cocinó a la pobre mujer incontinente. Así pues, no siguió siendo más que los dos hermanos a la casa. Fueron un día al mercado para comprar a un cerdo. Terminada la compra, el sabio, teniendo aún asunto en el mercado, confía al cerdo a su hermano para conducirlo a la casa con una cuerda. En marcha, el cerdo hablaba en su lengua; y el loco, aburrido de oírlo:
- “Apuestan, dice, a que el antes llegará en casa”.
Liberó la cuerda, y se pone a correr. Venida la noche, el sabio vuelve a entrar y se informa del cerdo. El loco dice lo que había pasado.
- “Otra vez, dicho el sabio, retiene que debes siempre extraer por la cuerda lo que compraste al mercado”.
- “Bien, dice el loco”.
Al mercado siguiente, los dos hermanos van a comprar un cántaro, de que el loco está encargado de informar. Pero como no había olvidado al consejo de su hermano, ligó una cuerda al cántaro que se puso a arrastrar sobre la carretera: se rompió en mil de partes. Van, y el sabio, sacando el primero, dijo al loco extraer la puerta; después de qué fue delante. El loco comprendió que debía ponerse el a su espalda. La hizo pues salir de sus bisagras y la tomó con él. Y, aunque su hermano le había declarado que eso no serviría de nada, se negó a privarse. La noche, llegaron en un bosque y, para no dormir sobre la tierra desnuda, subieron sobre un árbol, el loco teniendo siempre su puerta. A medianoche, diez ladrones se detuvieron al pie del árbol para hacer la división de un bolso de oro. Mientras que hacían la cuenta, el loco dice a su hermano:
- “No puedo sostener más esta puerta, y la dejó caer. Asustados los ladrones, creyeron que Dios lanzaba a ellos un pedazo del cielo y se escaparon con prisa. El sabio no se desconcertó a contar el oro. Los dos hermanos se construyeron un bonito castillo y vivieron a su comodidad.

Fuentes :
Bibliografia : Légendes et Récits populaires du Pays Basque - Jean-François CERQUAND - Editions Aubéron
"légendes basques" de Jean Barbier Editions Elkar 1982
Dictionnaire Illustré de la Mythologie Basque - José Miguel de BARANDIARAN, traducido y anotado por Michel Duvert - Editions ELKAR
Extractos resultantes de un labor de investigación de la asociación LAUBURRU. Michel DUVERT - Claude LABAT - LAUBURU BP 314 64103 BAYONNE cédex
Contes populaires et légendes du Pays Basque" les presses de la renaissance PARIS.

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