Abarka

Dominichtekun

Al tiempo antes, en una casa, todos los niños venían a morir, rápidamente después de su nacimiento. No se los tenía antes entre las manos, que, ni una, ni dos, se perdían nunca a. Cuatro o cinco pequeños ya habían fallecido de esta manera, y aquí que un niño iba aún a nacer dentro de poco. El ansiedad de todos era grande, parcequ' no se sabía cómo hacer para conservar el niño que iba a venir. mientras que eran así en la desolación, un pequeño ángel nació más, agradable él poco. ¡Y decir que, una vez más, deberían perderse un amor similar! … Todos, lloraban pues, cuando, venido a las noticias, se presentado a un hombre muy viejo de la vecindad. Estupefaciente de verlos muy en lágrimas, les pregunta habría llegado alguna desdicha.

- “No, no, no hay nada aún; el niño sólo acaba de nacer al momento. Pero…
¿- “Pero? ¿… qué, pero? ¿De qué pues tiene miedo, que se fundía así en lágrima?
- “No pensamos que valga mucho la pena decirle lo que aún no dijimos a nadie hasta ahora… ¡Pero, puesto que quiere el conocimiento, eh bien! ahí tienes lo que siempre llega: los niños quienes tuvimos hasta ahora, todos los perdimos, fuera que nos hayamos dado cuenta. Y ahora, debemos aquí preguntarnos cuando vendrá la vuelta de éste.
¿- “Es todo, bueno gente? ¡Si lo había sabido! … ¡Remediaremos el mal, sí, nosotros pondremos remedio! … Está bien; como eso; tenga así el caro pequeño ángel, hasta que decida lo contrario…”
En el mismo momento, teniendo un tanto frío así tenerse por las rodillas, el niño estornudó. Y, inmediatamente, el viejo hombre él gritó:
- “Dominichtekun, niño!”
Al mismo tiempo, se entendía una voz muy irritada y que venía de detrás de la puerta:
¡- “Maldice, el que lo enseñó eso! maldice, tú mismo!”
Y, en el tiempo que lanzaba esta maldición, un gran lamiña, de verdad horrible, se iba en tormenta por la chimenea… Desde entonces y gracias al viejo hombre, el niño vive siempre. Y,
¿- no es un milagro?
- desde entonces también, no muero más niño en ninguna parte, de la enfermedad por lo menos que los hacía morir hasta-allí. Y eso, porque, a cada estornudo, cada madre dice a su niño:
- “Dominichtekun, niño!”

Fuentes :
Bibliografia : Légendes et Récits populaires du Pays Basque - Jean-François CERQUAND - Editions Aubéron
"légendes basques" de Jean Barbier Editions Elkar 1982
Dictionnaire Illustré de la Mythologie Basque - José Miguel de BARANDIARAN, traducido y anotado por Michel Duvert - Editions ELKAR
Extractos resultantes de un labor de investigación de la asociación LAUBURRU. Michel DUVERT - Claude LABAT - LAUBURU BP 314 64103 BAYONNE cédex
Contes populaires et légendes du Pays Basque" les presses de la renaissance PARIS.

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