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Los genios en la mitología vasca

La mitología vasca se dinstingue de las mitologías indoeuropeas en el sentido que sólo creen lo que ven y en absoluto en seres “sobrenaturales” que vivirían en los cielos, como dioses clásicos. Para ellos, la tierra es la diosa madre (Amalur) que tiene dos muchachas: la luna y el sol. Mari vive bajo tierra y es la diosa de todos los vascos. Cuando se acopla con Sugaar (conocido también bajo el nombre de Sugoi, por ejemplo, causa terremotos. Los vascos piensan que tuvo un orgasmo un poco violento y que es eso que causa estas tormentas, terremotos etc no es sobre todo un castigo de unos o más dioses cualesquiera como se se lo explica en otras creencias. Existen enormemente genios, cada uno especializadas en una acción, buena o mala. He aquí algunos abajo.

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Eate, Egata, Ereeta, Erots.
Es el geniode la tormenta, el fuego, las fuertes crecidas, del viento violento. Al menos está bajo este nombre que se conoce en el Goierri (Gipuzkoa). Su voz sorda y sin embargo imponente, se hace oír al enfoque granizo. Es el incendio también devastador, la crecida de las aguas impetuosas de un río, la borrasca que resuena en una madera.


Erle (abeja).
Es un animal consagrado, como lo son el asno y la lengua del perro. Se dice que es pescar que de matar una abeja. Se dirige ella diciéndole “Usted” (zu en vasco). Cuando se le pide venir a instalarse en una nueva colmena preparada a su intención, se le dice aniere ederra “bonita dama”. Para la muerte de la abeja se dice hil (muerte) como para una persona. La palabra galdu o akaba para expresar la muerte de los otros animales es tabú por lo que se refiere a las abejas.
Para apropiarse a un enjambre colocado sobre un árbol, sobre una roca, se traza una cruz sobre este último o sobre el tronco del árbol llevándose un poco de corteza. Se concreta su apropiación colgando una prenda de vestir sobre el árbol o sobre la roca donde se encuentra a la abeja.

Con motivo de la muerte de una persona, alguien de su familia, o el primer vecino, va a ver las colmenas de la casa. Mecanografía con su mano sobre la tapa de la una de entre ellas y, dirigiéndose a las abejas, les habla. A Laguinge/Liginaga (Zuberoa) por ejemplo, se dice: “atzar zite buruzagia hil zaize”, (“despierta, el amo se murió”). Se hace así mismo con los animales del establo, obligándolos a levantarse si fueran acostados. Así las abejas hacían más cera, que se quemaba sobre la tumba del difunto. Si, en cambio, se ahorraba de tal planteamiento, las abejas se mueren así como los animales del establo.

Si la comitiva fúnebre que acompaña la muerte a la iglesia o al cementerio pasa cerca de las colmenas de la casa, un padre, un vecino de la comitiva levanta las tapas de las colmenas para que las abejas produzcan más cera. En algunos pueblos, se cubren con una vela negra las colmenas en señal de luto.

Se dice generalmente que las abejas no deben ser vendidas con finanzas pero se debe intercambiarlas contra tela, el trigo, una oveja o ofrecerlas simplemente.

En algunos lugares, se tiene la práctica de colgar allí donde se encuentran las colmenas, una cruz de sauce bendecida en la iglesia el día de los ramos. Es un medio de protección.


Egoi, egoa (viento del Sur, ala de un pájaro) .
Es el viento del sur que, bajo sus pasos diferentes, remolinos, ráfagas, ruidos sordos en las rocas y en las maderas, transporta varios mitos en el País Vasco. Véase también a Eate.
En algunos relatos populares aparece vientos personificados tal el procedente de Elizondo (Navarra).


Eguberri (Navidad).
Es la palabra vasca que designa a Navidad. Cualquiera que sea la interpretación etimológica elegida, este nombre debe significar el primer día que sigue el solsticio de invierno.


Eguen.
Era probablemente una divinidad en la mitología vasca. La raíz egu parece haber significado luz pero también cielo azul, así como Ortz, Ost.
La palabra eguen parece traducir exactamente el término que corresponde a jueves en el indoeuropeo antiguo, término que significaba día del cielo o la luz celestial divinisada, él es probable que Egu se haya considerado como dios del cielo azul o claro.


Eguzki, (Ekhi en Soletino).
El sol se consideraba como la hija de la tierra en la mitología vasca. En algunos lugares de la montaña de Navarra se lo saluda llamándola abuela. En otros lugares (región de Gernika en Gipuzkoa), se lo considera como una persona consagrada y se le dan los calificativos de santa.
Además de sus propiedades naturales, el sol tiene el poder de expulsar los espíritus astutos que, de noche, ejercen su influencia sobre el mundo. Se inmoviliza a los brujos y a brujas si son sorprendidos por el sol antes de que hayan podido terminar sus actos. Hay clases de genios que pierden poder suyo y fuerza sobre los hombres cuando son afectados por un rayo de sol.
En algunos lugares, cuando el sol durmió, se lo saluda así:
Eguzki amandrea badoia bere amangana
La abuela sol se une a su madre
La grand-mère soleil rejoint sa mère.


Erio (agonía).
En vasco, el término para designar la muerte es Iltzea cuando se trata de un humano y las abejas (erle) que son consagradas para los Vascos, Galdua cuando se trata de un animal. En numerosos lugares se dice eriotza que significa también “agonía”. Se piensa en general que se trata de un fenómeno natural, sin embargo él de los casos donde se cree que la muerte hace intervenir un personaje o un genio que pone un término a nuestra vida terrestre. Su nombre es Erioa en la mayor parte de Vasconia. En algunos lugares de Bizkaia, se lo llama Balbea.
Las causas que causan las enfermedades son naturales. Es lo que piensan nuestros contemporáneos. Sin embargo, existe aún en pueblos de las creencias residuales en otras cuestiones, como, por ejemplo, el Birao (maldición), Begizko (mal ojo) y Adur (fuerza mágica). Solicitan a Erioa que lleva la muerte a los que se afectan.
Hay gente que piensa que los aullidos continuos de un perro anuncian la llegada de Erioa (Erioa urbil da : el genio de la muerte es cerca) dice en Sare (Labourd). Se dice también: Erioa animaen bilaria (Erioa investidagor de almas).


Eskeko (fruta de la limosna incluida la limosna ella misma).
Se piensa que lo que está recogido por pequeñas fracciones, a causa de la participación de varias personas, posee una fuerza o una virtud mística que no podría alcanzarse de otra manera. En algunas esquinas por ejemplo, se piensa que si se hace celebrar una misa para obtener la curación de una persona dada, el éxito estará mejor garantizado si los honorarios están recogidos entre los vecinos. Si un niño tarda en hablar, se le hace comer pan, frutas, etc recogidos en la vecindad en forma de subvenciones.


Etsai (diablo).
Uno de los numerosos nombres para designar al diablo: Deabru (diablo), Gaizkiñ (maléfico), Galtzagorri (pantalones rojos), Kapagorri (cabo rojo), Gorritxiki (pequeño rojo), Kattan, Addar (rama, cuerno), Beste mutil (otro joven-hombre), Txerren, Tusuri, Plaga, Kinkilimarro, Iruadarreko. Representa al diablo, al demonio en la mitología vasca. Ha estado representado varias veces en forma de un dragón. Vivía en la gruta Leiza en Sare (Lapurdi) donde tenía una escuela y enseñaba en poco tiempo a las ciencias, a las artes y a las cartas. Atarrabi y Mikelats , así como de otros hay sus estudios. Al final de los estudios, Etsai conservaba siempre a su servicio y para uno de sus alumnos designado por la suerte. Se cree que este genio aparece de noche, a veces bajo el aspecto de un toro (zezen), de un caballo (zaldi), de un cerdo (xerri) o de una cabra (ahuntz).


Etxe (casa).
De acuerdo con la concepción tradicional que es siempre vivaz entre la gente, el Vasco está vinculado a un etxe (casa). Muy a menudo el nombre de la persona es el de su casa de origen o mejor, la gente se designa por sus nombres seguida más del nombre de su casa. Etxe es la tierra, el refugio, el templo y el cementerio, un apoyo material, símbolo y centro común que comparten los miembros vivos y difuntos de una familia. Es la comunidad también formada por los habitantes actuales así como por sus antepasados. Tales son los atributos de la casa vasca tradicional. Es en estrecha relación con el etxe que se desarrollaron durante siglos los principales métodos de vida, que se desarrolló todo el sistema mitológico y religioso cuya función es establecer y garantizar la comunión de los vivos y de los muertos. En cuanto a los métodos de vida son manifiestos en las viejas leyes y hábitos.


Etxejaun (el señor de la casa).
Es uno de los nombres por el cual se designan a los antepasados. Es el sentido que se le da en algunos lugares, pero generalmente al plural: etxekojaunak (Señores de la casa). Visitan la chimenea después de que la gente haya embalado bien las brasas del hogar y haya ido a dormir. Son los encargados de la residencia así como los benefactores pero sepan también manifestar su contrariedad. Así pues, cuando se apaga el fuego del hogar, si está sucio o si se dejó arrastrar la vajilla de la comida, o así a veces no se les hizo alguna ofrenda.


Etxeko andere (maestra de casa), de los terminos etxe (casa), ko (de) y andere (maestra).
Es el Ministro principal de Culto doméstico. En efecto, aplica algunos actos vinculados a los cultos. Así pues, ofrece luz y comida a los difuntos de su casa, ella santo los miembros de su familia una vez el año, enseña a toda la exigencia de mantenerse en relación con cansancio almas de los antepasados, así mismo enseña al respeto de las ingles, indica lo que es bueno y lo que está mal según la ley de Dios y el ejemplo del Cristo, vela por la realización de las obligaciones impuestas por la vecindad. Representa la casa al Jarleku de la iglesia parroquial, así mismo a la sepultura. Preside a los actos y ceremonias de carácter consagrado que se desarrollan en estos lugares a distintas ocasiones. Se puede apenas dudar, todo eso debió contribuir a elevar el nivel de consideración en el cual se tiene la mujer. Por ello en numerosos casos se instituyó heredera de la casa, preferiblemente a sus hermanos.
Por lo que se refiere a la condición de la mujer, en el tiempo en que el País Vasco administraba su vida propia, hay que subrayar que en la elección del heredero se retenía el orden del nacimiento. Nacido el primero, que sea muchacho o muchacha, era el que sucedía a los padres en la gestión de la casa. Estos últimos podían no atenerse a la norma. Se tiene pues aquí una situación contraria a la de otros países de Europa, donde privilegios del derecho feudal de acuerdo con el derecho germánico concedían este derecho de herencia a los solos varones.


Etxekoanderen baratza (jardín de la maestra de casa), de los terminos etxekoanderen (de la maestra de casa) y baratza (jardín).
En Baja Navarra se distingue bajo este nombre una parcela de tierra contigüe a la pared de la casa. Se cultivan flores y nada de otro. Allí se entierraban, entre las tejas, los cadáveres de los niños de la casa muertos sin haber sido bautizado.


Eza (negación).
Si alguien dice que recogió 100 fanègas* de trigo mientras que cosechó 120, Mari terminará por tomar el 20 que no han sido declaradas:
ezari emanak

(aquéllas que se dan a no).
Si se dice haber llenado 15 cubas de sidra mientras que se llenaron 10, se retirará 5, es decir, aquéllas que se contaron en demasiado:
baiari emanak

(aquéllas que se dan a si).
* La fanèga equivale à 56,351 litros

Se sabe que Mari se alimenta con sí y con no. Se dice la misma cosa de los lamiñak .


Ezizen (sin nombre) de ez (sin) y izen (nombre).
Hay nombres de cosas que deben ser tenidos secretos o que se consideran como tabúes. Para eso se debe sustituirlos por otro en la lengua corriente. Es lo que se produce con el diablo que, en muchos pueblos, es designado por Beste mutil (el otro muchacho).
Según el lingüista Ulhenbeck, los nombres eguzki (sol) e illargi (luna), se utilizan al lugar de los verdaderos nombres de estos astros que, son tabúes. Para hablar de la muerte de una culebra no se debe utilizar el verbo hil (morir), que en ese caso es tabú. Antes, según las regiones, se utilizaban los verbos akabau, amaitu, kalitu, autsi, eho. Para decir que una culebra es grande, no es necesario utilizar el adjetivo handi (grande) pero mortala. En ese caso andi es tabú.


Fuente: José Miguel Barandiarán, Dictionnaire Illustré de Mythologie Basque
traducido y anotado por Michel Duvert, Donostia, éditions Elkar, 1994. ISBN: 2-913156-36-3

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